domingo, 19 de mayo de 2013

LA PRINCESA GEMA


Había una vez, en  un lejano país, un rey y una reina que eran jóvenes y guapísimos y estaban muy enamorados.
El rey era muy valiente y guapo, pero la reina, era la más guapa de todo el reino. Tenía un pelo rubio, largo y precioso.
Los reyes eran muy felices, pero tenía un problema y es que les faltaba tener un bebé.
Cuando la reina se queda embarazada, todo el reino se pone muy contento; cuando pasaron 9 meses, la reina tuvo a un bebé precioso, a la que decidieron llamar Gema; era una niña muy guapa a la que los reyes querían mucho y estaban enamoradísimos de ella.
A la reina, le encantaba jugar con su hija, siempre estaban jugando juntas.
Un día cuando estaban jugando, la reina le dio un collar a la princesa, su hija. En el collar había 3 colgantes: virgen, una figurita con una rueca de hilar y su anillo de boda.
La reina y la princesa Gema, por las tardes, solían ir a montar a caballo, por el bosque que se encontraba cerca del palacio.
Una tarde, que salieron a pasear cada una con su caballo, la reina le propuso a Gema una carrera para ver quien llegaba antes a palacio. Entonces, como el caballo de la princesa corría muchísimo más que el de la reina, Gema adelantó a su madre, llegando ella muchísimo antes a palacio. Pasaron las horas y la reina no regresaba. La princesa, Gema, ya asustada al ver que su madre no regresaba fue a avisar al rey Carlos.
El rey Carlos, no sabía qué hacer, pues ya había anochecido y si salía de palacio a buscar a la reina iba a ser absurdo ya que era de noche y en el bosque no se veía nada.
Así que, le dijo a la princesa que se fuera a la cama que él iba a mandar a soldados a buscar a la reina y que a la mañana siguiente seguro que la reina estaba con ella como de costumbre, que no se preocupara.
A la mañana siguiente, cuando Gema despertó fue corriendo a la habitación de sus padres a ver a su madre, pero la reina no estaba allí. Y el rey Carlos, estaba como loco buscando a su esposa.
Pasaron los días, los años y nada, la reina no aparecía. Así que, en palacio, los consejeros, le dijeron al rey que lo que tenía que hacer era buscar a una nueva esposa porque el reino no podía estar sin reina y que el trono necesitaba un heredero. El rey que seguía enamoradísimo de su esposa y con mucho dolor por su desaparición dijo que él buscaría a otra esposa pero que tendrá que ser muchísimo más guapa que la anterior. En palacio no le pusieron ninguna pega, le dijeron que vale, que fuera más guapa que la anterior.
Le trajeron a las princesas más bellas del mundo, pero no había ninguna que fuera tan bella como su mujer desaparecida. Como no había princesas tan guapas, pues le trajeron a aristócratas, nobles… para ver si había alguna más guapa que la reina. Pero no encontraron a ninguna más bella que la reina.
El rey, dijo: “bueno, pues miremos entre el pueblo”. Buscaron a las muchachas más bellas de todo el mundo y ninguna era más bella que la reina, con lo cual que el rey se negaba a casarse.
Seguían pasando los días, los años.
Cuando la princesa iba a cumplir 15 años, el rey le dijo que se iba a hacer un baile para celebrar su cumple, y que él personalmente la quería hacer un regalo especial, pero que lo eligiera ella. Entonces la princesa le dijo que como iba a haber un baile en palacio que ella quería tres vestidos: un vestido tan dorado como el sol, un vestido tan plateado como la luna y un vestido tan brillante como las estrellas, pero hasta que no tuviera esos vestidos ella no quería celebrar su cumpleaños. El rey dijo: “muy bien, no hay ningún problema”.
Así que mandó buscar el oro más rico y puro del mundo para hacer hilos de oro y bordar el vestido tan dorado como el sol, el platino más maravilloso, más rico y más brillante de la tierra para hacer el vestido tan plateado como la luna y los diamantes más grandes, más brillantes y maravillosos para hacer el vestido tan brillante como las estrellas.
Al cabo de los meses, cuando Gema, la princesa, ya tenía los tres vestidos en sus manos le dijo el rey que ya se podía hacer el baile, pero que para ese baile tenía que elegir a un príncipe con el que ir porque se iba a tener que casar.
La princesa asustada al oír estas palabras del padre, dijo que ella era muy joven y no se quería casar, que quería disfrutar de su vida soltera. El rey insistió tantísimo en que la princesa debía casarse y en el baile tenía que elegir al príncipe que la princesa se vio en la obligación marcharse del palacio. Para ello, se aseguró que llevaba la cadena que le había regalado su madre con los tres objetos, metió en un saco los tres vestidos: el vestido tan dorado como el sol, el vestido tan plateado como la luna y el vestido tan brillante como las estrellas y fue a la habitación de su madre a coger un abrigo que tenía que era de toda clase de pieles de animales.
El abrigo era enorme, le llegaba hasta los pies, era acampanado, tenía unas mangas enormes dentro de las que podía meter los brazos y además tenía una capucha enorme en la que podía taparse la cabeza.
Así que, se puso el abrigo de toda clase de pieles, se metió el pelo por detrás y se fue de palacio con mucha pena porque ella quería mucho a su padre pero no estaba dispuesta a casarse con un príncipe tan joven; y se fue a buscarse la vida.
Se dedicó a pasar los días escondida en los huecos de los árboles, en las ramas de los árboles y luego por la noche caminaba, caminaba y caminaba, sin brújula ni nada, con el único propósito de alejarse del castillo para evitar el gran baile, en el que debía elegir un príncipe para casarse.
Mientras tanto, en palacio, el rey Carlos que estaba muy triste por la huída de su hija, tenía que seguir buscando esposa porque el reino necesitaba un heredero para el trono.

Así que un día, que estaba atardeciendo, y se estaba ella recolocando, para salir de un árbol dónde había estado durmiendo, cuando de repente, oyó voces y tuvo miedo de que fueran los soldados de su padre que venían a por ella para llevarla a palacio; entonces ella se tapó con el abrigo que era de su madre, pero es que esas voces eran de cazadores y venían con perros. Y los perros al oler a un ser vivo, rodearon el árbol y empezaron a ladrar, a ladrar y a ladrar. Cuando Gema vio que venían personas empezó a decir: “por favor no me hagáis nada, soy un animalillo asustado, no me matéis, no me matéis”. 
Entonces los cazadores, al darse cuenta que era una chica por la voz, la sacaron de allí. Gema estaba sucia y estropajosa de haber caminado tantísimo tiempo. Ella, no se dejaba quitar el abrigo para que no la descubrieran y solo decía “soy un animalillo asustado”; entonces los cazadores pensaron que le había pasado algo y que no estaba bien.
Así que estos cazadores, que eran amigos de un príncipe de un país muy lejano, se llevaron a Gema a su casa.
Como Gema no sabía hacer nada, la metieron en las cocinas. El cocinero que nunca había tenido un ayudante, no le hacía mucha gracia tener allí a Gema, pero pronto la cogió mucho cariño y la trataba como si fuera su hija.
En ese nuevo palacio, nadie sabía que Gema era una princesa. Ella nunca se quitaba el abrigo, para que no la descubrieran, por si acaso, avisaban a su padre.

Gema, veía al príncipe muy guapo y le gustaba mucho y se fue enamorando según pasaba los días y los años.

La reina de aquel reino, decidió que ya era hora de que su hijo, el príncipe se casara y que iban a hacer tres bailes para que su hijo eligiera a una princesa. .

Cuando llega el primer baile, después de que Gema hubiera hecho toda la comida y todo lo que había que hacer, esta, le dijo al cocinero, que si podía esconderse por las escaleras y ver el baile de lejos para ver cómo iban vestidas las otras princesas. Y el cocinero le dijo que sí, que podía ir pero que no tardara mucho porque una vez que finalizara el baile había que ir a la habitación del príncipe a llevarle una sopa. Entonces Gema, le dijo que no se preocupara que tardaría muy poco.
Gema, subió corriendo a su habitación, se dio una buena ducha, se peinó y se puso el vestido tan dorado como el sol y bajó al baile.
El príncipe que la vio, le pareció la mujer más guapa que había visto nunca y empezaron a bailar juntos.
Al príncipe, le pareció una chica guapa, inteligente, bien educada… no tenía ninguna duda que era una princesa.
Cuando empezaron a irse todos los invitados, Gema se fue corriendo a su habitación, se mancho la cara y las manos, se puso el abrigo y se fue corriendo a la cocina para prepararle la sopa al príncipe.
El cocinero que ya estaba muy nervioso, le dijo: “prepárale la sopa al príncipe y llévasela a su habitación, por favor”. Gema le hizo caso al cocinero y cuando iba de camino hacia la habitación del príncipe, se le ocurrió quitarse la cadena de oro que le había regalado su madre y saco la medallita de la virgen y la echo dentro de la sopa del príncipe. Llamo a la puerta y le entregó el plato de sopa al príncipe, le dio las buenas noches, cerró la puerta y Gema se fue a su habitación pensando en que el príncipe estaría tomando la sopa que ella había hecho para él con tanto amor, y que qué cara pondría cuando viera la medallita de la virgen.
Efectivamente, el príncipe se estaba tomando la sopa que estaba riquísima y notó algo que hacía clin – clin y sacó la medallita y se sorprendió porque le extraño mucho que el cocinero tuviera una medallita de la virgen, así que la dejo encima de la chimenea.

A la noche siguiente, en el segundo baile, ocurrió lo mismo que la noche anterior, solamente que Gema se puso el vestido tan plateado como la luna y esta lo que le echó en la sopa fue la rueda de hilar.
Cuando el príncipe, ya ilusionado, se empezó a tomar la sopa, y encontró la rueca de hilar se dio cuenta de que estas dos figuritas se las había puesto una mujer.

Llegó el tercer y último baile y Gema pudo salir de la cocina, otra vez, con la escusa de que quería ver el baile. Fue a su habitación y se puso el vestido tan brillante como las estrellas. Con este vestido, estaba preciosa.

En ese baile, el príncipe solo bailo con ella y no se despegaba de Gema para nada. Aunque él todavía no sabía cuál era su nombre.
Cuando empezaron a irse los invitados ella se fue corriendo, porque tenía que llevar la sopa a la habitación del príncipe, pero antes el príncipe, introdujo un anillo en el dedo de la princesa.
Gema se fue corriendo a su habitación, pero esta noche solo le dio tiempo a ponerse el abrigo; salió corriendo hacia la cocina, le hizo la sopa al príncipe y se la subió esta noche, introdujo en la sopa la última figurita que tenía colgada en su cadena: el anillo de boda de su madre.
Esa noche como era algo más tarde, el príncipe le dijo que pasara y que se esperara a que se acabara la sopa y así se bajaba el plato. Para que el príncipe no reconociera a Gema, ella se tapó muy bien la cara con el abrigo, ya que esa noche no le había dado tiempo a ensuciarse la cara.
El príncipe que reconoció su voz, ya que había estado hablando con ella en el baile, le pregunto que si había hecho la sopa ella, pero ella se lo negó.
Entonces le pregunto: ¿No se te habrán caído algunos colgantes dentro de mi sopa estas tres noches no?
La princesa le dijo que no y que ella no sabía de que le hablaba.
Total, que al final, cuando el príncipe se acabó la sopa, cogió el anillo, se levantó y le cogió la mano a Gema y le dijo: “pues creo que este anillo se parece mucho al que tienes tu en la mano y que te he puesto yo esta noche. Sabía que eras tú y no me importa quién seas, de dónde vengas y cómo te llames, porque se que eres el amor de mi vida y me gustaría pasar el resto de mi vida contigo”.
En este momento, la princesa, le contó toda su historia, porque había huido de su palacio, pero le dijo que había encontrado al príncipe de su vida y que quería pasar el resto de su vida junto a él.


COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO Y… COLORÍN COLORETE POR LA CHIMENEA SALE UN COHETE.



Modificaciones:
  • He cambiado el título.
  • He omitido que la reina muere, en este cuento desaparece.
  • He quitado el incesto.


Se mantiene:
  • Que el rey tenga que buscar esposa.
  • Que la princesa escape del palacio.
  • Los tres vestidos.
  • El abrigo de toda clase de pieles aunque no es el rey quien se lo regala a su hija, sino que el abrigo ya era de su madre.
  • La princesa se esconde en el bosque para no ser descubierta.
  • Que la encuentran los cazadores y se la llevan al príncipe.
  • Que trabaja en la cocina de ayudante.
  • Va al baile por las noches con los vestidos.
  • El príncipe siente atracción por la princesa.
  • Como la princesa, le va dando los colgantes al príncipe.
  • Como el príncipe se da cuenta de que es ella.
  • Y por último que al final se quedan juntos.


Este cuento lo he adaptado para niños de 4 años, y al hacerlo he pensado todo el rato en mi hermana, por eso el título: “La princesa Gema”.
He intentado no cambiar mucho la historia, ya que es una adaptación y no una versión, por ello, he sustituido aspectos que no me parecían recomendables para esta edad como el deseo del rey por querer casarse con su hija. 


1 comentario:

  1. Muy bien. Solo hay una cosa que no has respetado que es el hecho de que la princesa pida los vestidos y el abrigo para retrasar el momento de cumplir las órdenes de su padre que eran contrarias a su voluntad.

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